domingo, 19 de diciembre de 2010

Los chicos que llegan al secundario saben cada vez menos


Por María Laura Favarel / La Capital
El resultado de los exámenes de ingreso a las dos escuelas de la ciudad que dependen de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) marca claramente el preocupante panorama en el que los alumnos de la primaria llegan a la escuela secundaria. Algo más de 3 de cada 10 chicos del total de los que se presentaron a rendir, no alcanzó a resolver ni la mitad de los exámenes que les tomaron en el Politécnico y el Superior de Comercio. Los directivos reconocen que los estudiantes no saben comprender consignas y que les cuesta dividir. Ninguno sacó el máximo puntaje.
Ambas escuelas tienen un cupo de ingresantes. En el Poli es de 210 y en el Superior de 240.
Ese límite se cubre siguiendo un orden de mérito. La nota máxima del examen en el Poli es 100 puntos. Este año, la mejor evaluación obtuvo 94 y rindieron 495 alumnos.
En el Superior el máximo puntaje es 400 y el mejor examen llegó a 366. Rindieron 450 aspirantes.
Del total de los que se presentaron a rendir en ambos colegios, tres de cada 10 no pudo completar ni la mitad del
examen.
En ambas instituciones reconocieron las graves falencias que presentaron los chicos, tanto en lengua como en matemáticas. En el Superior, de 450 chicos que fueron a rendir, el 39 por ciento no aprobó ni la mitad del examen. Algo parecido sucedió en el Politécnico: el 30 por ciento de los 450 que se presentaron a rendir no logró cumplir los objetivos ni siquiera del 50 por ciento de la prueba. Peor aún: en ambos lugares ofrecen cursillos de ingreso para reforzar conocimientos y preparar a los aspirantes a un banco.
Para los directivos de ambas escuelas la situación no es nueva, aunque reconocen que empeora cada año.
Dificultades frecuentes
La directora del Superior, Gabriela Zamboni, comentó que en esa institución “no hay chicos con problemas de aprendizaje”. Con este marco, la situación preocupa aún más.   Según un diagnóstico realizado en el Superior, los ingresantes presentan graves dificultades tanto en el área de lengua como en matemática. Detectaron problemas en la lectura y en la comprensión de textos, además de un desconocimiento de las reglas ortográficas y gramaticales.
En matemática observaron graves dificultades en operatoria algebraica, en especial en operaciones sencillas. “No saben dividir”, acotó la directora.
Los vicedirectores del Politécnico, Mónica Bollatti y Francisco De Marco, también manifestaron que a los chicos “les cuesta comprender las consignas y, por lo tanto, no pueden resolver los problemas”. Contaron que “el 98 por ciento hace el curso de ingreso”, pero desde hace un tiempo se nota cada vez más cómo baja el nivel; de hecho, no hubo ningún 10. También relataron que este año vieron que los chicos “no conocen todas las palabras”, lo que demuestra el pobre vocabulario que manejan.
Refuerzos
Estas escuelas intentan reforzar los conocimientos de los chicos de diversos modos. “Queremos que todos tengan una oportunidad”, subrayó Bollatti, del Politécnico. Allí organizan un cursillo de ingreso que dura tres meses y cuesta 400 pesos (prepararse con un profesor particular ronda los 2.000).
“No queremos bajar el nivel”, explicó la vicedirectora y por eso desde hace dos años están dictando cursos para los docentes de escuelas primarias, en especial de séptimo grado.
En el Superior implementaron hace un año un cambio en la currícula donde reforzaron las horas de matemática y lengua. Además, tienen un taller de ajedrez “para que los chicos aprendan a pensar”, dijo Zamboni, y otro de mecanografía, con el objetivo de que puedan tipear con todos los dedos “y no rompan todas las computadoras”, apuntó.
El valor del esfuerzo
 Más allá de la situación lamentable en la que llegan los chicos al secundario, los docentes de ambas instituciones están convencidos de la capacidad de aprender que tienen. De hecho, mientras en las otras escuelas medias es muy común que los alumnos de primer año se lleven muchas materias, en el caso de estas dos escuelas no sucede lo mismo. Al parecer, los chicos se acomodan y asumen el ritmo de estudio.
“Acá no hay fórmulas mágicas. Lo que se premia es el esfuerzo de sentarse y estudiar”, destacó De Marco. Y Zamboni, del Superior, manifestó que “el alumno tiene capacidad y demuestra interés por aprender, además de que acepta el desafío académico”. Con todo, para estos directivos la esperanza aún está puesta en los chicos.
Muchas materias a rendir
Este año no fue muy distinto al anterior en cuanto a porcentaje de chicos que se llevaron materias a rendir. La tendencia muestra que entre un 30 y un 50 por ciento debió recuperar asignaturas en diciembre. Según un relevamiento de La Capital, los mayores problemas se dan en primero y tercer año.
Las escuelas no pudieron manifestar públicamente qué cantidad de alumnos se llevan materias a rendir. Sin embargo, los profesores comentaron que en 2010 hubo entre un 30 y un 50 por ciento de alumnos en esa
situación.
“A los de primer año les cuesta mucho el cambio a la secundaria y en tercero estalla la pubertad”, dijeron.

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